El bañito de humildad
El proceso para empezar de nuevo.
Corren tiempos difíciles,con tanta crisis la situación laboral de muchas personas ha cambiado mucho. Durante estos años me he encontrado tres tipos de personas con realidades muy diferentes y todas ellas relacionadas con la crisis y la situación laboral. Y me refiero a verdaderos cambios en la vida de una persona como son “tener trabajo” o “no tenerlo” que es realmente donde radica el cambio.
En primer lugar, aquellas personas que por su situación profesional no han sufrido directamente las embestidas de la crisis ya que por su profesión, su actividad o sus logros han sido capaces de mantenerse al margen de esta la situación. Algunos están preocupados por su futuro laboral y otros ni siquiera se han planteado el hecho de quedarse sin trabajo.
En segundo lugar, aquellas personas a las que el cambio les llegó en forma de carta, tomando un café, o en un despacho donde se les comunicaba la fatal noticia de que su organización ya no contaba con sus servicios. De la noche a la mañana, su lugar de trabajo se convierte en un lugar ajeno a él y la típica caja con sus cosas que han visto en las películas americanas le pertenecen, mientras otros compañeros intentan darle ánimos pensando a su vez que ellos podrían ser los próximos.
Estas personas piensan… no pasa nada, encontraré otro trabajo en cuestión de un mes o dos. Lo primero… descansar, el despido me ha dejado agotado.
Pasan los meses y su ánimo parece un caballito de un tiovivo: sube y baja constantemente dando vueltas por su cabeza.
Su “yo optimista” dice:
-Pero si soy un crack, las empresas me rifarán.
y su “yo pesimista” dice:
-¡Cuantos habrá como yo!”.
Luego está su entorno, su maravilloso entorno, que por miedo, vergüenza y no querer preocupar a nadie, disfrazan la realidad. Necesitan tiempo, el trabajo dignifica al hombre y no se sienten dignos.
Pasan a la estrategia: buscar empleo. Las nuevas tecnologías hacen más fácil tan grande empresa. O no. Este arma tan potente les deja al descubierto ya que todos sabrán de su situación. El curriculum muestra su último puesto de trabajo (esta vez sin empresa). Pasado un tiempo lo cambian a asesor o consultor de su sector, pues queda muy bien aunque no asesoren a nadie.
Los contactos del trabajo, las relaciones y los favores prestados les pueden venir en forma de trabajo. Y después de tanta visita y llamada, sacan la conclusión de que en esta crisis todos les quieren ayudar pero nadie tiene el poder de hacerlo; porque no hay margen para contrataciones, ni empresa que esté dispuesta a pagar lo que merecen por experiencia y conocimiento. La gente les mira “raro” entre la lastima e ironía: entre lo que les puede pasar a ellos y no será tan bueno cuando no cuentan con él.
Y empieza el bañito de humildad. Ese baño que limpia cualquier vestigio de prepotencia y poder ejercido años atrás. Este baño lleno de sales de reflexión y humildad que limpia cada poro de su ser profesional.
Y solo así, con el bañito de humildad, se puede empezar a pensar cuales son sus amenazas y oportunidades, cuales son sus fortalezas y debilidades de una forma objetiva, sin resentimientos del pasado (que ya no está) y con la mirada puesta en el futuro, que es donde quiere estar.
Este baño les aligera el peso de la realidad y hace que su mundo complicado se convierta en sencillo, buscando potenciar y renovar sus aptitudes para poder empezar con lo mejor que tienen, con lo mejor que hacen y con la mejor actitud : estoy en búsqueda activa de empleo ¿algún problema?
Todos necesitamos este baño de humildad profesional. No somos tan necesarios como pensamos, nuestro poder a veces no es nuestro sino del puesto que ocupamos, y nuestro conocimiento y saber hacer no es el único y el más valido. No esperes a que un despido te haga ponerte el bañador.
Y en tercer y último lugar están las personas a las que por mucho que ven la piscina, no les apetece mojarse.